Para recordarte

Es extraño. Desde aquel día que iba camino al hospital a verla, sin saber lo que nos deparaba la vida escuché una canción que me ha ayudado a seguir. Esta canción es "malinterpretada" por muchos que piensan que habla de un amor terrenal cuando en realidad habla del amor y la necesidad por Dios. En fin, ese día la escuché y cada que vez que la oigo la siento cerca. Y dice así...

Hundida yo estaba, ahogada en soledad
Mi corazón lloraba de un vacío total
Todo lo intenté
por donde quiera te busqué
Eras tú mi necesidad

Triste y desolada ya no pude soportar
Más desesperada era imposible de estar
Todo lo intente por donde quiera te busqué
Eras tú mi necesidad
Alce mi rostro y...

Coro
Llegaste tú y todo cambió
Llegaste tú la esperanza triunfó
Llegaste tú volví a nacer

Por tanto tiempo quise
encontrar la solución
a ese gran vacío que llevaba en mi interior
Todo lo intenté por donde quiera te busqué
Eras tú mi necesidad
Alce mi rostro y...

Coro
Llegaste tú y todo cambio
Llegaste tú la esperanza triunfó
Llegaste tú volví a nacer

Han ocurrido muchas diosidencias, como diría Lucy, alrededor de su muerte y una de ellas es esta canción. En el momento en el que me siento triste o enojada, cambio la estación de radio y la escucho. Ayer por ejemplo que vino uno de mis tíos, o sea su hermano, fuimos a comer y entrando al restaurante la pusieron. La verdad es que ya no sé si sí tiene que ver con ella o simplemente es una loca idea mía que refleja la necesidad que tengo de sentirla cerca. La única certeza que tengo en este momento es que me hace mucha falta.

Aún no creo que esto esté pasando, de pronto cuando estoy sola en mi cuarto siento que va a entrar a saludarme y por alguna razón siempre me la imagino con una falda rosa pastel, una blusa de fondo rosa con flores grises y un cinturón delgadito. En fin, lo más triste es darme cuenta de que eso ya no va a volver a pasar y es ahora cuando más valoro esos pequeños detalles que hace unos meses eran tan cotidianos. Créanme que esto no se lo deseo a nadie.

Sin nombre

No sé como empezar este post. Últimamente me he sentido muy triste, es irónico como la gente dice que el tiempo ayuda y que aunque el dolor nunca se va a ir, pues aprendes a vivir con la ausencia. En mi caso no ha sido así. Pareciera que desde el 29 de diciembre he estado dormida, esa no ha sido mi realidad. Ahora, poco a poco y de manera extremadamente lenta, voy despertando y va doliendo cada vez más. No sé si es porque ando demasiado sensible o qué sucede, pero el punto es que no puedo hablar de mi mami sin que las lágrimas broten de mis ojos.

Este proceso es demasiado difícil. Hoy siento que ya no puedo, que ya no quiero. Estoy agotada de luchar contra su ausencia, cansada de extrañarla, harta y enojada porque no está aquí. Pero dentro de todo, aún sigo sin creer que esto nos haya pasado a nosotros.

No creo que algún día me acostumbre a no tenerla conmigo.

He aprendido ¡lo juro!

En estos últimos días he aprendido mucho más de lo que había aprendido en todo el año. Es verdad, los seres humanos aprendemos a trancazos, tristemente lo que más nos duele es lo que más nos enseña. A pesar de que mi vida ha cambiado tanto, de que he sentido un dolor inmenso acompañado del peor vacío que se puede sentir, he descubierto cosas que me llenan de felicidad y satisfacción.
Aprendí que no debemos tomarnos la vida tan en serio, se acaba muy pronto como para desperdiciarla preocupándonos por cosas que no dependen de nosotros.
Aprendí que los verdaderos amigos sí existen.
Aprendí que el amor es encontrar tu felicidad en la felicidad de la persona a la que amas.
Aprendí que existen personas que darían cualquier cosa por hacerme feliz, y los amo por eso.
He conocido el amor en tantas facetas últimamente, que cada vez que lo pienso me maravillo de la enorme capacidad de entrega que tenemos los seres humanos.
Aprendí a tener fe.
Aprendí a tenerte fe.
Aprendí a tenerme fe.
Aprendí.

El primer mes sin ti

Hace poco más de un mes te fuiste de este mundo material para unirte a uno mucho más grande y más profundo, un mundo que te permite estar aquí y allá al mismo tiempo, que te permitió irte sin dejarnos solos.
Mis ojos se llenan de lágrimas (y así será siempre) al pensar en aquellos momentos en los que no estarás a mi lado, por lo menos no físicamente, pero me consuela saber que estás más cerca que nunca.
Dejaste en este mundo terrenal un recuerdo hermoso e imborrable, un vacío inmenso que no se llenará pero que intenta hacerlo con todos los momentos juntas, todas esas risas y simplezas, pláticas y consejos.
Te amo, te extraño y siempre me vas a hacer falta, pero te encargaste de dejar en mi vida personas que siempre van a estar pendientes de mí y que me quieren, que me procuran y me protegen.

Gracias por eso y tantas otras cosas...