lunes, 21 de abril de 2008

A mi madre, en el cielo

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¿Cómo aprendes a vivir sin una persona a la que tanto amas y tanto te amó?

No lo sé. Llevo exactamente 3 meses y 22 días tratando de descifrar ese misterio. Quisiera poder tener una respuesta, quisiera tener ese secreto que ayude a sobrellevar un dolor tan grande. Lo triste es que dudo mucho que alguien tenga esa respuesta.

Dicen que el duelo tiene varias etapas: negación, anhelo, ira, depresión y aceptación. La verdad es que es muy difícil calificar todo el cúmulo de sentimientos que pasan por dentro de alguien cuando ha perdido a un ser amado. ¿Qué hacer cuando eres tú quien está pasando por eso? No lo sé. He tratado de sobrellevarlo por este tiempo y ya no puedo. Es demasiado el dolor, es demasiada la ausencia, hace demasiada falta escucharla, olerla, abrazarla.

En un inicio, mi forma de "sobrevivir" fue escapar de la realidad. Pensar que eso no me estaba pasando a mí. Al regresar a casa, pensar que pronto volvería de un viaje y que en cualquier momento la vería entrar por mi puerta. Con el tiempo, sólo la he extrañado más y el dolor ha ido aumentando, su ausencia ha ido creciendo, y cada vez me ha hecho más falta.

Su muerte fue tan repentina que aún no logro creer que haya pasado. No puedo borrar de mi memoria la imagen de mi madre en un ataud, con los dedos entrelazados sobre su abdomen. No puedo olvidar el hecho de que estaba molesta con ella y no tuve la oportunidad de disculparme, de decirle cuánto valoro sus consejos, sus pláticas, sus experiencias. No sabe cuánto valoro su amistad, su compañía, su comprensión y su paciencia. Se fue sin que le pudiera decir tantas cosas.

Perdóname por tantas peleas tan tontas. Perdóname por no saber escuchar, por no tomar tus consejos y darme cuenta después de que tenías tanta razón. Perdóname por no ser la hija que te merecías, por no tener la fuerza que tu tenías. Perdóname por tantas cosas.
 

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